Y si todo sale mal… me vuelvo a cortar el pelo

Constelación Mims
Estándar

Pues eso.

Pero esperaré a que me crezca un poco más –me lo corté hace no mucho– antes de liarla. O que se lie todo por sí solo. Porque las cosas muchas veces tienden a liarse por sí solas.

¡A mí que me registren!

Como dice mi última canción en bucle: “Será más divertido si es complicado”. ¡Qué no se pierda esa bonita costumbre de tirarse de un pozo a otro (de cabeza)! ¡Vuelos directos de Guatemala a Guatepeor! ¡Y sin escalas!

Y lo que ustedes me digan.

Pues no. Hasta las narices. Estoy.

(¡Hater!)

Pero no venía a esto. Venía a hablarles de otra cosa. De una curiosa expresión que oigo mucho por aquí:

“No me da la vida”

¿Y qué no te da la vida, flor de loto? ¿No te da palos? ¿O te da limones? ¿Te da o te quita? Yo misma repito mucho esa curiosa expresión desde que vivo en Madrid. Y sobre todo desde que cambié mi estado sentimental en Linkedin.

¡Tiempo! ¡La moneda más cara! Que sí, que si uno quiere busca el hueco. Que Beyoncè tiene las mismas horas que yo al día (pero ella tiene millones en el banco y una niñera… o 20; ¡qué injusto es el mundo!). Que madurar y convertirse en adulto significa también tener que elegir… ¡pero es que yo no quiero elegir!

¡Me pico y no respiro!

Quizás sea cosa de querer abarcar demasiado o de no saber organizar y priorizar… ¡¿no tenéis la horrible sensación de no llegar a todo?!

Yo sí, constantemente. LO QUIERO TODO. Y todo no se puede. Y así voy: leyendo sobre productividad aquí o sobre las horas que duermen las personas más exitosas del mundo allá (3-4 horas dice que duerme Donald Trump). Total, que no llego a ningún lado. Así que bueno, seguiré en mi particular universo caótico dónde todo brilla por su inestabilidad.

Seré la constante que sí cambia.

¿Entrenar para una media maratón? ¡Venga! ¿Dibujar? ¡Vamos! ¿Vida social? ¡Quedemos! Clases de Lindy hop, caligrafía, escritura creativa… ¿Un viaje mochilero por Laos? ¿Rastro? ¿5 carreras de running? ¡Mejor ponme 7! ¿Fotografiar almendros en flor en primavera? ¿Exposiciones en el Museo ABC? ¡¿Cuántas, dices?! ¿Intercambios de idiomas? Yep! ¿Pasear los domingos por el Prado? ¿Comer antes en el senegalés? ¿Voluntaria en una Spartan Race? ¡Dame barro!

¡A todo sí! Y eso sólo hasta mayo…

…. ¡Por favor mátenme! Denme veneno, pero no para morir, para parar quieta. Un poco. No sé, un par de días. O de horas.

Cuando leo artículos sobre “motivación” pienso: ¡si yo lo que necesito es un poco de desmotivación! O el superpoder de parar el tiempo, eso también me vendría bien.

Cuando me agobio pienso: ya descansarás cuando te mueras. La vida es aquí y es ahora… ¿para qué elegir si puedes hacer malabares y tener una bonita úlcera el día de mañana?

Así pues me disculpan si no paro mucho por aquí, no devuelvo alguna llamada o contesto algún mensaje 3 días después. Lo de “No te preocupes: ocúpate” me lo he tomado muy en serio.

 

Y el día que me noten muy quieta, avisen a un médico.

Al forense.

Porque una es como es. A todo: sí, mucho y a lo loco.

Y no pararé hasta que me muera.

 

“Será más divertido si es complicado”. Y yo:

qué bien me lo paso.